Hierba propia de robledales y carrascales rastrera de tallos
pelosos que produce ramas floridas erguidas de no más de 10 a 15 cm de altura
provistas de pequeñas hojas, con cortos pecíolos, de forma ovalada y con bordes
débilmente dentados.
Hojas ovales a lanceoladas, opuestas y dispuestas a todo lo
largo del tallo, muy pelosas por el haz y por el envés.
En una sección transversal de una hoja apreciamos bien las
dos capas externas de epidermis de las que salen unos potentes pelos y formadas
por células incoloras, impermeabilizadas, pero trasparentes que dejan pasar la
luz hacia las capas internas de parénquima clorofílico.
Los pelos son pluricelulares, provistos de una gruesa base
que se articula en la epidermis, de paredes muy gruesas y un poco granulosas y
con gran capacidad de retención de humedad ambiental.
El resto de la epidermis está formada por células muy bien
articuladas, con perfil sinuoso para tener más consistencia, aspecto de puzle,
y con numerosos estomas, sobre todo en el envés, a través de los cuales se
realiza el intercambio de gases y agua.
Detalle de los estomas formados por dos células oclusivas
que son las únicas que contienen cloroplastos que regulan su apertura.
Bajo la epidermis del envés se dispone el parénquima
clorofílico lagunar formado por células verdes, con cloroplastos pero de formas
irregulares y dejando huecos entre ellas por donde circula el agua y los gases.
En las axilas de las hojas superiores aparecen grupitos de
flores, cada una formada por una corola bastante llamativa purpurínea o azulada
y en forma de trompeta, con borde lobulado para permitir la entrada de los
insectos que las polinizan. En su interior 4 estambres rodean a un pistilo y
todo ello se inserta dentro de un cáliz verdoso y provisto de 5 dientes largos
y agudos. Tanto el cáliz como la corola provistos de largos pelos blancos.
La superficie de los pétalos, aparentemente lisa, está
constituida por células cónicas o convexas recorridas por numerosos haces de
vasos conductores a través de los cuales llegan los nutrientes.
Las células que forman los pétalos de la corola son gruesas
y muy cónicas para dar estructura y rigidez a ésta y con abundante pigmento
intracelular que da color y atrae los insectos.
Detalle de las células superficiales de la corola, cónicas y
con paredes celulares muy gruesas, impermeables y fuertemente surcadas para que
resbale el agua.
En su interior el órgano femenino termina en un largo estilo
que se ramifica al final en dos estigmas cuya misión es atrapar los granos de
polen.
Detalle de la superficie del estigma con unos cuantos granos
de polen atrapados.
Por su parte los órganos masculinos lo forman los estambres
formados por unos largos filamentos que terminan en las anteras constituidas
por dos cavidades o tecas en cuyo interior de forman los granos de polen.
Las células que forman la antera, especialmente en la unión
de las dos tecas son muy gruesas y cónicas, como las de los pétalos para dar
consistencia al órgano.
Detalle de una de las tecas a través de cuya gruesa pared se
vislumbran los granos de polen.
Detalle de las células que forman la superficie de las tecas
hacia la inserción con el filamentos, parte más resistente del estambre.