El almendro es un árbol cultivado con hojas caducas que
aparecen después de las flores, son finas, ovales, con bordes finamente
dentados y lisas por ambas caras. Las flores muy tempraneras están formadas por
cinco sépalos y cinco pétalos libres y muy caedizos, blancos o rosados. En su
interior un buen número de estambres alrededor de un pistilo con estilo único. El
fruto es la típica almendra.
Flor de almendro
La cabeza o antera del estambre está constituida por dos
cavidades o tecas en cuyo interior se forma el polen y en la madurez se abren
longitudinalmente para expulsar el polen que contienen.
Las paredes de las tecas están constituidas por un tejido
epidérmico formado por células con paredes fuertemente reforzadas.
Detalle de las células epidérmicas que forman la pared de
las tecas, con paredes fuertemente reforzadas con gruesas venas posiblemente
para que sean más fácilmente movidas por el viento y dispersen mejor el polen.
Cabeza del órgano femenino o estigma donde quedan
depositados los granos de polen.
Los granos de polen germinan y producen un tubo polínico.
Grano de polen germinado.
Dos granos de polen en proceso de germinación y con el tubo
polínico incipiente.
Los pétalos son finas membranillas formadas por células
epidérmicas alargadas, de contornos irregulares y atravesadas por algunos vasos
conductores que llevan nutrientes.
Detalle de vasos conductores, los vasos leñosos reforzados
con lignina en forma de espiral y alrededor los vasos liberianos.
Células de los pétalos con paredes muy sinuosas.
Las hojas están constituidas por una capa epidérmica de
células incoloras y transparentes y por debajo el tejido parenquimático con
cloroplastos que realiza la fotosíntesis.
El tejido epidérmico contiene estomas por donde se realiza
el intercambio de gases.
Los estomas están formados por dos células con clorplastos
que dejan una abertura central más o menos gruesa según se hidraten o
deshidraten las células oclusivas.
El interior de la hoja está rellenado por tejido
parenquimático clorofílico, formado por células alargadas muy empaquetadas
justo debajo del haz (parte izquierda de la foto), que es el tejido en
empalizada y en el envés con células más irregulares y que dejan huecos por
donde circulan los gases, el tejido lagunar (a la derecha de la foto).
Los sépalos de la flor presentan una estructura similar a la
de las hojas, con un reducido tejido parenquimático y hacia los bordes el
tejido epidérmico presenta unas células prolongadas en largos pelos o cilios
incoloros.
En el resto del pétalo el tejido epidérmico contiene estomas
y unas paredes muy rugosas externamente para facilitar la circulación del agua.
Detalle del estoma con sus dos células oclusivas cargadas de
cloroplastos.
Tejido parenquimático clorofílico que rellena el interior de
los sépalos.