viernes, 17 de marzo de 2017

Phillyrea angustifolia L. (Olivilla)


Arbusto o arbolillo de hasta 2 metros de altura, muy ramificado con ramas finas y extendidas cubiertas de hojas estrechas y alargadas, lanceoladas, de menos de 1 cm de anchura, con borde entero o muy débilmente dentado y dispuestas por pares opuestos con un corto peciolo de 5 a 7 mm, bastante coriáceas, con un nervio central muy marcado y perennes. A principio de primavera produce las flores en pequeños grupos apretados en las axilas de las hojas. Cada flor se compone de un pequeño cáliz coronado por 4 cortos dientes entre los que sobresale la corola soldada en un corto tubo que se abre en cuatro lóbulos blancos extendidos y lleva soldados en su interior 2 estambres y un etilo centrao muy corto. Tras la fecundación da lugar a un fruto carnoso, casi esférico, como una pequeña uva azul oscura, de 3 a 5 mm de diámetro.
Hojas alargadas, lanceoladas muy similares a las de los olivos, con borde entero, verdes por ambas caras, algo más claras por el envés.
Sección transversal de una hoja donde vemos a la derecha el nervio principal y en general la estructura típica de una hoja con un relleno de tejido parenquimático clorofílico verde empaquetado entre dos capas de tejido epidérmico transparente. En la parte superior donde llega más luz el tejido parenquimático en empalizada más compacto y en el envés el lagunar con células más irregulares y con huecos por donde circulan los gases.
Detalle de la sección del nervio central con los vasos leñosos en el centro y los liberianos alrededor y sobre todo en la parte inferior.
Detalle de vasos leñosos con paredes fuertemente engrosadas de lignina.
Vasos liberianos envolviendo los leñosos.
Sorprendentemente presentan unos esqueletos internos poco habituales, a partir de la epidermis del envés se elevan unos gruesos pelos unicelulares a modo de columnas incoloras de y gruesas paredes.
Detalle del pelo con muy gruesas paredes, base ramificada y enraizada en la epidermis y extremo con pequeños cuernecillos.
Parénquima clorofílico en empalizada dispuestos justo debajo del haz para absorber la mayor cantidad de luz.
En la parte opuesta de la hoja, en el envés, el parénquima clorofílico lagunar presenta células más irregulares, con menos cloroplastos y con huecos por donde circulan los gases que atraviesan los estomas.
Epidermis superior o del haz formada por células transparentes y sin cloroplastos y desprovista de estomas.
Detalle de las células de la epidermis del haz con gruesas paredes para impermeabilizar y proteger la hoja.
Sin embargo la epidermis del envés se diferencia por la presencia de aberturas, estomas a través de los cuales pasan los gases y el agua y también sorprendentemente, pero no es raro, encontramos gránulos minerales que le dan consistencia al limbo de la hoja.
Detalle de unos estomas con las células oclusivas muy abiertas.

Detalle de los gránulos minerales que se disponen fundamentalmente entre el tejido parenquimático lagunar del envés.