El ciprés de Arizona del que generalmente se conoce su
variedad “bonita", también conocido como Cupressus glabra, es un árbol muy
utilizado en jardinería, tanto como árbol o podado como seto, de corteza
púrpura que se desescama dejando manchas rojizas o amarillentas. El follaje en
general presenta un porte anchamente cónico, no tan columnar como el ciprés
común, ni tan abierto como el de Monterrey, pero característico por su colorido
verde grisáceo o azulado debido a las hojitas escamosas que recubren todos los
brotes, de este color y provistas de una pequeña mancha resinosa blanca en el
centro. Las flores masculinas se agrupan
en pequeños abultamientos amarillentos en los extremos de muchos brotes y
sueltan mucho polen en la madurez. Por su parte las femeninas se agrupan en
inflorescencias esféricas de 1,5 a 2,5 cm de diámetro formadas por escamas
poligonales primero verdes y luego marrones con una pequeña espina central
curvada.
Las ramitas están tapizadas de diminutas escamillas
empizarradas que son las hojas y en período de floración, algunas terminan en
unas pequeñas inflorescencias que son las flores masculinas.
Los bordes de las hojas escamosas son increíblemente
parecidas a los dientes de un tiburón.
Un detalle de estos dientes muestra las células de la
epidermis, con gruesas paredes celulares y sin cloroplastos, fuertemente
tejidas para impermeabilizar la hojas y en los bordes terminando en auténticos
dientes.
En una sección de una escamilla vemos los vasos conductores
en el centro, (parte izquierda de la foto) y el resto parénquima clorofílico.
El parénquima clorofílico está constituido por células más o
menos rectangulares en la parte más externa y más irregulares hacia el
interior, con numerosos diminutos cloroplastos en su interior. Constituye el
tejido que elabora materia orgánica en la planta.
El interior y hacia la inserción de las escamillas lo ocupa
los vasos conductores que trasladan nutrientes y materia elaborada.
Los vasos conductores son huecos y con paredes gruesas y
fuertemente lignificadas.
En el interior de las escamillas de las inflorescencias que
culminan los brotes fértiles se encuentran los sacos polínicos donde se fabrica
el polen.
Cada saco polínico es como una botella que termina en un
corto cuello abierto por donde sale en la madurez el polen.
La parte baja de los sacos polínicos lo forman células
parenquimáticas, al principio con mucha clorofila y luego conforme va madurando
dejan de poseer clorofila para producir polen.
Saco polínico maduro y abierto después de expulsar los
granos de polen
Tejido que forma las paredes externas de los sacos polínicos
formado por células epidérmicas desprovistas de clorofila y con paredes muy
gruesas e invaginadas.
Granos de polen.
Grano de polen abierto y varias células polínicas salidas de
la envuelta y con aspecto de huevos fritos.
El contenido de tres granos de polen con el núcleo central y
el resto de citoplasma blando y como la clara de un huevo frito.