viernes, 2 de junio de 2017

Silene nutans L.

Hierba propia de carrascales y comunidades secas mediterráneas con flores blancas o rojizas echadas hacia un lado y muy pegajosa al tacto.
En una sección transversal de una hoja lo que llama la atención es la presencia de numerosos pelos pluricelulares, especialmente a lo largo de los nervios, así como la existencia de numerosos gránulos minerales dentro del parénquima clorofílico.
La superficie de la hoja por el envés la forma un tejido epidérmico con muchos estomas de donde salen los pelos.
El tejido epidérmico que recubre la hoja tanto por el haz como por el envés está formado por células transparentes de gruesas paredes y perfectamente encajadas entre sí como piezas de un puzle.
Especialmente la epidermis del envés presenta gran cantidad de estomas formados por dos células oclusivas que abre o cierra la abertura para facilitar el intercambio de gases y agua.
De la epidermis salen gran cantidad de pelos formado por una célula basal muy gruesa que articula con el resto de células epidérmicas y una prolongación apuntada formada por varias células.

Estos pelos presentan están formados por células muertas y huecas con gruesas paredes verrugosas con las que retienen gran cantidad de humedad ambiental.
Incrustadas entre las células del parénquima clorofílico observamos numerosos gránulos minerales posiblemente de sustancias de reserva.
Observados en ácido clorhídrico destacan con más claridad al decolorarse la clorofila y ratifican su composición no carbonatada.
Están formados por un gran número de cristales puntiagudos aglomerados.
Cada flor más o menos pedunculado se compone de un cáliz soldado en tubo pelosos glanduloso y terminado en 5 dientes agudos entre los que salen la corola formada por 5 pétalos bífidos blancos o rojizos, más o menos revueltos hacia atrás y entre los que asoman 10 estambres y 3 estilos.
Sin duda una de las principales características de esta flor son los numerosos pelos glandulares que presentan los sépalos, grandes y pluricelulares en el limbo y más pequeños hacia los bordes.
Detalle de los pelos glandulosos de una porción de sépalo a lo largo de algunos nervios secundarios.

Estos pelos glandulares están constituidos por una gruesa célula basal que articula con la epidermis y tres a cuatro células que terminan en una cabeza esférica donde se acumula la sustancia de excreción.
Hacia los bordes de los sépalos los pelos presentan la misma estructura pero son mucho más pequeños y abundantes y con base menos abultada.
Estos pelos segregan una gran cantidad de excreción que atrae a los insectos que llevan a cabo la polinización de la flor.
Por su parte los pétalos blancos son muy delicados, poco rígidos y se enrollan con facilidad debido a que las células que lo forman son más bien aplanadas y dan menor rigidez.
Células de un pétalo.
Del interior de la flor se elevan tres largos estilos cada uno de los cuales formado por células alargadas y coloreadas de rosa entre las cuales discurren haces de vasos conductores.
En la extremidad se ensanchan en unos estigmas provistos de numerosas digitaciones hacia la superficie externa.
Las células superficiales que forman el ensanchamiento del estigma salen como dedos para atrapar los granos de polen que traen los insectos.
Conjunto de granos de polen atrapados entre las digitaciones del estigma.
Por su parte los órganos masculinos los forman 10 estambres formados cada uno por un fino filamento que termina en una cabeza alargada, la antera, formada a su vez por dos cavidades o tecas.
En el interior de las anteras se forman los granos de polen que aquí se aprecian a través de su gruesa pared.
Conjunto de granos de polen en el interior de una antera.

Las anteras son órganos en forma de cajas alargadas y bastante rígidas lo que lo consiguen mediante unas células externas muy esclerificadas y con paredes muy fuertemente reforzadas.