jueves, 18 de mayo de 2017

Cornus sanguinea L. (cornejo)

Arbusto de  2-5 m de altura con ramas jóvenes de color rojo sangre, hojas opuestas, verdes por ambos lados que en otoño se vuelven rojas, ovaladas con márgenes enteros y largamente pecioladas, con los nervios muy marcados. Las flores aparecen entre mayo y julio y son blancas y en umbelas, con cuatro pétalos  y cuatro sépalos. Los frutos que también nacen agrupados son redondeados y del tamaño de un guisante de color negro-azulado.
Las flores se componen de cuatro pétalos blancos y carnosos entre los cuales asoman cuatro estambres y un pistilo central.
Una pequeña porción de pétalo presenta un aspecto rugoso y con algunos pelos dispersos que no se aprecian a simple vista.
Un detalle más cercano de la superficie de los pétalos que aparentemente es lisa muy al contrario está formada por células epidérmicas cónicas o convexas lo que le dan consistencia al pétalo.
Las células epidérmicas que forman los pétalos presentan una forman cónica y una superficie surcada para que resbale el agua.

De manera muy dispersa e imperceptible a la vista presenta algunos pelos con superficie tuberculosa que salen de entre las células epidérmicas.
Hojas ovaladas al principio verdes y con las primeras heladas van tomando coloraciones rojizas a partir del margen y con superficie aparentemente lisa y sin pelos por ambas caras.
Sin embargo un detalle de la epidermis del envés nos sorprende con la presencia de pelos muy dispersos y que curiosamente una buena parte de ellos se sujetan por el medio, son prácticamente rectos, apuntados por ambos extremos y salen del centro.
Detalle de la parte central del pelo más ensanchada de donde surge.
Estos pelos de estructura muy similar a los que aparecen en los pétalos, son incoloros y de paredes muy gruesas y tuberculosas, posiblemente para retener algo de humedad ambiental.