Típica planta carnosa de paredes, muros y ambientes secos y
con poco suelo, especialmente presente en carrascales, matorrales y robledales sobre suelos descarnados y con
afloramientos rocosos. Del suelo surgen numerosos tallos cortos, rastreros o
erectos, cubiertos a todo alrededor de un gran número de hojas densamente
empizarradas, carnosas, como "arroces", gruesas, alargadas, apuntadas
en la extremidad y un poco curvadas, verdes o rojizas. Hacia junio algunos
tallos se alargan hasta 20 a 50 cm, con las hojas más dispersas hacia lo alto y
producen en la parte superior varias ramificaciones a modo de paraguas o
corimbo, densamente cubiertas de flores amarillas.
Hojas carnosas, alargadas, un poco curvadas y terminadas en
una fina punta espinosa, con superficie lisa, verde blanquecina.
La estructura de estas hojas es muy diferente a la de las
hojas de otras plantas típicas, carecen de vasos conductores internos, es decir
nervios, y todo su interior es un tejido de parénquima acuífero envuelto en una
capa de tejido epidérmico transparente.
La superficie externa está recubierta de un tejido epidérmico
transparente formado por células poligonales de paredes bastante gruesas, sin
cloroplastos y con numerosos estomas.
Los estomas formados por dos células oclusivas son
fundamentales para controlar el intercambio de gases y sobre todo de agua.
Justo debajo de la epidermis el parénquima contiene abundante
cloroplastos y su principal misión en la producción de materia orgánica.
Sin embargo hacia el interior el parénquima y más propiamente
acuífero con células más grandes, con menos cloroplastos y en su interior
bolsas de mucílago que retiene agua.
Detalle de células de parénquima acuífero, muy turgentes por
absorción de agua y con pocos cloroplastos pegados a la parte interna de la
pared celular (dos fotos).