Uno de los muchos tipos de musgos que podemos encontrar en
los hayedos y en general en los bosques caducifolios característico por los
largos y salientes esporangios que presenta.
La parte más importante o gametofito lo forman unos tallos
indivisos rodeados de largas y estrechas hojitas para este tipo de vegetal.
Los musgos son netamente diferentes al resto de las plantas
por la simplicidad de su estructura, las hojas carecen de tejidos epidérmicos,
conductores o parénquimas, simplemente presentan un tipo de células de paredes
muy gruesas y por tanto bastante consistentes y muy alargadas en la parte
basal.
Todas las células presentan cloroplastos y por tanto realizan
la fotosíntesis por lo que serían homólogas al parénquima clorofílico de las
plantas o lo que es lo mismo al relleno de las hojas.
La mayor parte de las hojitas lo constituyen una doble capa
de células fuertemente compactadas y solo diferenciadas en los bordes donde
presentan estructuras defensivas en forma de dientes punzantes.
Las células del interior de las hojitas son más cortas y casi
cuadrangulares y con gran cantidad de cloroplastos.
Sin embargo las de los bordes son muy pequeñas, menos
verdes, con paredes más reforzadas y formando dientes.
Las células de los dientes terminan esclerificándose para
endurecer el borde y ofrecer mayor defensa.
De los extremos de cada uno de los tallitos hojosos sale un
largo filamento, el esporofito, en cuya extremidad se forma una capsula, el
esporangio, en cuyo interior se forman las esporas y al principio recubierta de un capuchón fibroso protector.
Este capuchón está formado de un entramado de fibras
amarillentas que en realidad son los restos de hojitas con sus paredes
celulares esclerificadas y sueltas.
Estas fibras están constituidas por células muy alargadas,
con paredes muy gruesas y esclerificadas y por tanto muertas pero que protegen
el esporangio mientras está inmaduro hasta su madurez en que las paredes
también se esclerifican y endurecen.