Estas cabezas están formadas por numerosas ramificaciones de diversa longitud que forman con base gruesa y adelgazadas hacia la extremidad.
Cada una de estas ramificaciones están formadas por un gran número de diminutas hojillas envolventes que recuerdan las colas de algunos reptiles y las hojillas sus escamas.
Cada una de estas hojillas verdosas están constituidas por innumerables celdillas como un gran tapiz.
En realidad estas celdillas no son otra cosa que numerosas células verdosas, alargadas y sinuosas que se unen entre sí por otras estructuras a modo de escaleras.
Los bordes de las hojillas están delimitados por otras células incoloras muy alargadas que constituyen como el reborde de la gran alfombra o tapiz que parece ser la hoja.
Detalle del reborde de las hojas.
Si observamos con detalle cada hojita no es otra cosa que un gran número de células alargadas con sus cloroplastos en su interior con los que hace la fotosíntesis y se alimenta y que se unen entre sí por un conjunto de tabiques que dejan grandes huecos.
Realmente las hojitas de los esfagnos son verdaderos prodigios arquitectónico diseñados para conservan gran cantidad de agua entre sus células como si fuesen una esponja y eso permite mantener humedales y reduce considerablemente la desecación.
Cuando la planta pierde agua se vuelve blanquecina o mejor dicho de un verde muy claro pero cuando absorbe agua se hacen turgentes y más verdosas convirtiéndose en grandes almacenes de agua.